Crónica flâneur: Una noche mágica por San Telmo

Hay barrios que no se caminan: se viven. Y San Telmo es uno de esos.
Este sábado nos calzamos la mochila, el termo y la mejor onda para salir a recorrer sus calles, cargadas de historia, arte y un poquito de magia.

Hay lugares en Buenos Aires donde el tiempo parece caminar más lento, donde las paredes cuentan historias y donde lo cotidiano se vuelve extraordinario. Este sábado salimos a redescubrir uno de esos rincones:
San Telmo.
Con la luna como aliada y la mejor compañía, hicimos un recorrido nocturno por el barrio más bohemio de la ciudad. Te contamos todo lo que pasó.

Punto de partida: Mafalda, Quino y el Paseo de la Historieta

Nos encontramos en la esquina de Defensa y Chile, justo donde la reina de las tiras cómicas, Mafalda, nos esperaba sentadita en su banco al lado de sus amigos, como siempre. Ahí empezó todo. Sacamos la clásica foto grupal (¡imperdible!) y aprovechamos para hablar de Quino, su creador, que vivió a pasos de ahí.

Edificio donde vivio Quino

Donde vivió Quino

Conocimos el edificio donde vivió su creador, el gran Quino, en Chile 371.

Paseo de la Historieta

De ahí nos metimos de lleno en el Paseo de la Historieta, homenajeando a esos dibujantes que marcaron la infancia (y adultez) de más de uno.

Estrella total: Tita Merello y su historia

Pero si hablamos de íconos, no podíamos dejar de pasar por la casa de Tita Merello. Actriz, cantante, fuerza pura. Charlamos de su historia de amor con Sandrini, de su forma de ver la vida, y de cómo sigue inspirando a artistas hoy.
Ahí también surgió una perlita flâneur: nuestra guía Aine tiene una historia muy especial que la conecta con Tita. ¿Querés saber cuál? Bueno, eso solo lo cuentan en los tours 😏.

Placa de la fachada de la Casa de Tita Merello en San Telmo

La casa mínima y el misterio del Zanjón

Más adelante llegamos a la casa mínima, la más angosta de la ciudad, y charlamos sobre su misterioso origen y la vida en la época colonial. De ahí pasamos al Zanjón de Granados, ese subsuelo de San Telmo donde los túneles antiguos cuentan más de la ciudad que muchos libros de historia. Lamentablemente cuando llegamos estaba cerrado, pero charlamos sobre su historia y todo lo que lo hizo importante.

Fachada de la casa minima al atardecer

Fileteado porteño: una identidad pintada

Mientras avanzábamos por las calles adoquinadas, no podíamos dejar de notar los carteles con fileteado porteño. Charlamos sobre esa tradición tan nuestra: las letras curvas, los colores vibrantes y la poesía en cada frase. En San Telmo, el fileteado no está solo en los locales… ¡está en el aire!

Mercado de San Telmo: un viaje en el tiempo

Obvio que pasamos por el mercado de San Telmo, un clásico de clásicos. Mientras algunos se tentaban con antigüedades, otros curioseaban en los puestos de comida o sacaban fotos de todo. Es imposible no perderse entre los pasillos, el bullicio y ese aroma al antiguo Buenos Aires.

Solar de French y brindis con vista

Después nos fuimos al Solar de French, ese pasaje encantador de techos multicolores y paraguas que flotan sobre nuestras cabezas.
Sacamos fotos, visitamos la vinoteca Wine Window Experience con una vista hermosa a Plaza Dorrego, y brindamos (aunque sólo visualmente) por lo bien que la estábamos pasando.
Era de esos momentos en los que uno dice: “che, qué linda que es esta ciudad”.

Plaza Dorrego, tango y magia nocturna

Ya de noche, llegamos a Plaza Dorrego. Muchos puestos de feria ya se habían levantado, pero quedaba una pareja bailando tango bajo la luna. Fue uno de esos instantes que no se planean pero quedan grabados.
Un mini espectáculo íntimo, casual, inolvidable.

Pareja bailando tango en plaza dorrego

Iglesia San Pedro Telmo y Casa de los Ezeiza

La noche cerró con una visita a la Iglesia San Pedro Telmo y a la famosa Casa de los Ezeiza, que a esa hora dormía con sus puertas cerradas, pero nos regaló su fachada imponente.

Iglesia San Pedro Telmo

Iglesia San Pedro Telmo

Casa de los Ezeiza

Fin de tour y brindis en Che Bonche

Y como en todo buen tour flâneur… terminamos en un bar. Esta vez fue en Che Bonche, donde seguimos charlando, brindando y haciendo honor al ritual porteño de perder la noción del tiempo entre historias.

San Telmo nos regaló una noche llena de historia, arte, risas, nostalgia y mucho espíritu porteño.
Si te lo perdiste, no te preocupes: ¡siempre hay una próxima vuelta!
Seguí a Flâneur y sumate al próximo recorrido. Te prometemos que vas a mirar la ciudad con otros ojos.


1 comentario en “San Telmo – Sabado 7/6”

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